miércoles, 25 de abril de 2018

El origen de la Tierra



Si leyeron las entradas anteriores, entonces estarán al tanto de los distintos términos y postulados que se usan en astronomía, para referirnos a los acontecimientos – caóticos – que explicarían la formación del Universo, y, a su vez, de nuestro sistema solar.

Pero… creo que deberíamos ser un poco más egoístas y dejar de lado las generalidades, para pasar a hablar de nuestro planeta. La Tierra. Y comenzar a indagar… ¿cómo se formó? ¿Hace cuánto? ¿Cómo era al principio?

Tomen asiento, porque ésta entrada va a ser un poco larga.

Remontémonos muy atrás en el tiempo, hace unos increíbles 4.5 billones de años, cuando nuestro Sistema Solar no era más que una nube de gas y polvo que vagaba errante por la Vía Láctea, sin ser nada especial, simplemente era un componente más entre los millones más que había.
Pero, con el paso del tiempo, dicha nube colapsa bajo su propia atracción gravitacional y comenzó a contraerse cada vez más, y a medida que esto sucedía giraba más rápido. Eventualmente, la nebulosa adquirió una forma aplanada, como de un disco y con una protuberancia en el centro (la teoría nebular)

Las partículas que estaban dentro del disco llegaron a colisionar, lo que causó que se crearan unas regiones que se contrajeron gravitacionalmente. La región central se volvió más densa, más caliente, y alrededor se creó una especie de disco giratorio con partículas de gas, polvo y hielo, de los cuales algunos se unieron y formaron planetesimales, que chocaron entre sí y constituyeron a su vez unos protoplanetas, anteriores a los planetas. La protuberancia en el centro del disco llegaría a ser el protosol (es solo una manera genial de llamar a un Sol primitivo)

Colisión de protoplanetas durante la formación de nuestro Sistema Solar

Ahora bien, los campos gravitacionales de los protoplanetas y el protosol comenzaron a rodear las partículas sueltas y a atraerlas hacia sí en un proceso llamado acreción. Este es el principio básico de la formación del Sol y los planetas: partículas que se unieron, constituyeron cúmulos y posteriormente se convirtieron en grandes cuerpos celestes llamados planetas.

Los planetas interiores (Mercurio, Venus, Tierra y Marte) están compuestos principalmente de roca y material metálico debido a que las altas temperaturas del centro de la nebulosa solo permiten que dichos materiales se condensen. Los cristales de agua y amoníaco se condensaron a mayor distancia. Así pues, fue la temperatura el factor clave para la composición de los planetas alrededor del Sol.

Los científicos calculan que la Tierra empezó a formarse hace aproximadamente 4.5 billones de años, unos “cuantos” años después de que la nebulosa emprendiera el camino hacia la formación del Sistema Solar. Los protoplanetas tuvieron que experimentar diversas colisiones, de modo que la Tierra como planeta se originó a partir de la colisión de varios protoplanetas, quizá una docena. Cada una de las colisiones liberó gran cantidad de energía y los protoplanetas más grandes, se contrajeron bajo su propia influencia gravitacional.

Y ustedes se preguntarán… ¿qué maldito problema tienen los personajes del universo que viven contrayéndose y explotando? Es muy simple, solo imaginemos que son demasiado inestables y están cargados de una energía aterradoramente grande, la cual, a veces se desvía, y cambia su curso hacia… sí mismos.

Una última colisión causó la creación de un cuerpo celeste del tamaño aproximado de la actual Tierra, que ha recibido el nombre de proto-Tierra. A través del tiempo acumuló polvo y roca, hasta que fue lo suficientemente grande como para atraer material gracias a su campo de gravedad. Esta fuerza gravitacional ocasionó que numerosos objetos espaciales chocaran contra la superficie terrestre y se desintegraran ahí varios elementos radiactivos, lo que, en vez de afectar al naciente planeta, propiciaría la generación de un calor importante para fundir diversos materiales y conformar su estructura interna.

Tierra primitiva (hace aproximadamente 4.5 millones de años)


Es decir, que en lugar de que éste bombardeo caótico significara el fin de nuestro primitivo planeta, fue, al contrario, muy beneficioso. Ya que dichos objetos se fundían, y todos los metales pesados comenzaron a acumularse en el interior del protoplaneta, el cual, cabe destacar, era una masa incandescente de luz y roca fundida. Ni se imaginen un planeta azul, con agua o atmósfera, porque estaba muy lejos de ser como lo es hoy en día.

El impacto de asteroides continuó en la Tierra, y se cree que uno de estos dio origen a la luna.

La primitiva Tierra era un cuerpo volcánico y más caliente que en la actualidad. El metal alcanzó el punto de fusión y el material más denso se hundió y conformó el núcleo, en tanto los materiales más ligeros ascendieron y se transformaron en el manto y la corteza. Así se formaron las capas de la Tierra. Poco a poco el planeta bajó su temperatura, muchos de los cráteres de los impactos fueron cubiertos con agua, aparecieron organismos fotosintéticos y se formó una atmósfera, todo lo cual otorgaría las condiciones que hacen del planeta el lugar de la vida.


Si desean saber con más detalle las condiciones "de vida" en nuestra Tierra Primitiva, los invito a ver las siguientes entradas, en las que detallaré cada período de nuestro planeta, comenzando por el eón hádico, el momento en el que nuestro planeta se formó.





jueves, 12 de abril de 2018

La Hipótesis Nebular: ¿cómo se formó nuestro Sistema Solar?

El Universo sigue siendo un tema con el que fantaseamos muchísimo. Mucho más, cuando tratamos de develar sus orígenes, pero, tan lejano a nuestra comprensión, sólo podemos sentarnos y formular teorías mientras miramos el cielo una noche estrellada. 

La teoría nebular fue propuesta en 1644 por Descartes, y perfeccionada de manera independiente tanto por Pierre-Simon Laplace, como por Immanuel Kant. Esta teoría propone que el Sistema Solar se formó a partir de una enorme nebulosa protosolar en rotación, la cual evolucionó de tal forma que la mayoría de la masa se condensó en el centro dando lugar a la formación del Sol, y a partir de los pequeños grumos que quedaron alrededor y que fueron colisionando y agrupándose progresivamente, se formaron los planetas.

Ahora, situémonos en aquél momento, e imaginemos una explosión tan monstruosa, que sea capaz de fundir la materia misma, haciendo que se concentre en un solo punto y colapse. De éste centro totalmente inestable, comienzan a desprenderse cúmulos de materia incandescente y de enorme densidad, que finalmente forman las estrellas. 
Así pues, según la hipótesis nebular, las estrellas son formadas a raíz de nubes masivas de enorme densidad compuestas de hidrógeno molecular llamadas NMG.


                                 


La evidencia de una posible explosión de supernova de formación previa aparece en forma de trazas de isótopos anómalos en las pequeñas inclusiones de algunos meteoritos. La abundancia de estrellas múltiples y binarias, así como de grandes sistemas de satélites alrededor de Júpiter y Saturno, atestiguan la tendencia de la nubes de gas a desintegrarse fragmentándose en sistemas de cuerpos múltiples.



En el complejo proceso que forma la estrella, se produce a su alrededor un disco protoplanetario gaseoso que, de darse las circunstancias adecuadas, puede dar lugar a la formación de los planetas, aunque este fenómeno y su origen no es tan conocido de momento por los astrólogos.

¿Se marearon? Hablemos un poco menos en chino.

Nuestro sistema solar contiene ocho planetas. Estos pueden clasificarse en dos grupos: los planetas telúricos (planetas formados principalmente por silicatos), de dimensión y masa reducidas, pero de fuerte densidad (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte), y los gigantes gaseosos, de dimensión y masa mucho más grandes, pero de densidad baja (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno).
Pasemos, entonces, a la historia de la formación de nuestro sistema. La descripción que sigue es el modelo de la hipótesis nebular, globalmente aceptado, aunque sus detalles son aún objeto de muchos debates. Porque, como mencionamos antes, el Universo aun sigue siendo un tema en el que no nos encontramos bien parados. 


Pensémoslo como una historia.

Un día, hace diez mil millones de años, existía una enorme nube de hidrógeno y helio que se balanceaba solitaria y aburrida en algún lugar del frío universo. 

medida que el tiempo pasaba, esta nube se contrajo suavemente y se enriquece con elementos más pesados en el momento de la explosión de estrellas masivas a los alrededores, los cuales, la llenan de elementos nuevos, que ésta nube jamás había conocido. 

Más de cinco millones de años pasó así, sometida a las continuas muertes de las estrellas a su alrededor, hasta que, un día, bajo el efecto de su propia gravedad, la pobre nube se contrae sobre sí misma y explota, fragmentándose en un montón de nubes más chiquitas e inestables, y, una de ellas, se convertirá en nuestro sistema solar. 

Este pequeño pedacito - al que llamaremos "protosistema" -que sobrevivió de la nube de hidrógeno y helio, continúa contrayéndose sobre sí mismo y se encuentra tan inestable, que también comienza a rotar, cada vez más y más rápido. Dado este movimiento nervioso, y como nuestro protosistema no es rígido, la materia empieza a ser atraída hacia el centro de éste formando y la presión es tal, que comienza a calentarse, formando... ¡oh sorpresa! una estrella. Nuestro Sol. El que vemos todos los días.

Los planetas, al igual que el Sol, se forman por acreción (acumulación de materia en situaciones totalmente violentas) debido a que mediante intensos bombardeos entre sí de materias, los átomos se funden y se unen entre sí, formando planetesimales (planetas primitivos) que con el tiempo, se condensarán, y pasarán a ser los ocho planetas que hoy en día conocemos.

domingo, 18 de febrero de 2018

Abrictosaurus Consors


Período: Jurásico

Vivió hace: 200 a 190 millones de años (Hetagiano y Sinemuriano)

Dieta: Omnívora

Familia: Heterodontosauridae

Peso: 45 kilogramos




El Abrictosaurus Consors fue un dinosaurio ornitisquio heterodontosáurido, que vivió a principios del período Jurásico, hace aproximadamente 200 a 190 millones de años, entre el Hetangiano y el Sinemuriano, en lo que hoy es África, era uno de los ornitisquios más primitivos. (Por si no lo sabías, los dinosaurios ornitisquios se distinguían por su “cadera de ave”)

Nuestro dinosaurio es conocido por dos fósiles, ambos en Sudáfrica, de la formación Elliot Superior.

El paleontólogo que descubrió al primer espécimen en 1974 fue Richard Thulborn, hallando un cráneo y un esqueleto incompleto. Abrictosaurus significa "reptil muy despierto".

Era relativamente pequeño a comparación de otros dinosaurios, ya que con su altura de 40 centímetros y menos de medio metro de largo, debía tener cuidado de depredadores como el  Megapnosaurus o el Dilophosaurus.

Algunas personas han sugerido que, debido a su parecido con el Heterodontosaurus, comería las plantas igual que él, es decir, moviendo su mandíbula hacia delante y hacia atrás, lo cual le habría desgastado mucho los dientes.

Los heterodontosáuridos son conocidos por su dentadura con varios tipos de dientes, así como caninos y colmillos en la parte inferior de la mandíbula. Al final de la mandíbula se encontraban los premolares y molares, mientras que al principio de ésta se encontraba un pico para arrancar la vegetación de la que se alimentaba.


 Este dinosaurio tenía una locomoción bípeda por lo que al desplazarse apoyaba su peso en las fuertes patas traseras. Lo más seguro es que tuviera una gran estabilidad al correr haciendo contrapeso con la cola para ser así más rápido y ágil. No tenía ninguna defensa, así que probablemente al detectar cualquier depredador tendría que huir y correr más rápido que él para no ser la presa. Tuvo una dieta herbívora, aunque algunos paleontólogos opinan que Abrictosaurus fue omnívoro.

Por lo general avanzaba a dos patas, pero también podía adoptar una posición cuadrúpeda si el animal estaba lleno o cansado. Las patas delanteras tenían dos tercios de la longitud de las patas traseras.
 Tres de los cuatro dedos del pie eran bastante largos y tenían garras en forma de pezuñas, mientras que el cuarto era más pequeño y ni siquiera tocaba el suelo.

 En la mandíbula superior tenía cuatro incisivos muy afilados que usaba para arrancar las hojas y en los laterales de la mandíbula poseía muelas aplanadas para triturar las plantas.



 Aunque el Abrictosaurus no tenía colmillos, se parece tanto al cráneo de otros heterodontosaurios como Heterodontosaurus o Lycorhinus (con el que fue confundido inicialmente).

 Sus mandíbulas se deslizaban adelante y atrás como las de un elefante, lo que mejoraba la alimentación, pero desgastaba mucho los dientes.

Es posible que tuviera la cola y la espalda cubiertas de un fino plumaje que probablemente servía para intimidar a los adversarios, pues hacía parecer más grande al animall. Se cree que el Abrictosaurus podía realizar una estivación, en la que el animal se mantenía casi inactivo, pues no comía ni bebía, y su pulsación se reducía hasta casi pararse, para esperar a que llegara la estación lluviosa, en la que había mas vegetación.

 Si efectivamente el Abrictosaurus descansaba sin comer, sus dientes desgastados no tendrían tiempo de crecer, por lo que se cree que estos animales nacían con un esmalte muy grueso, que se debilitaba con la edad, y probablemente, por culpa de este debilitamiento, muchos animales morían de hambre cuando llegaban a la vejez, si no eran asesinados por los depredadores. Probablemente su vida medía rondaba los 13 años.



Abrictosaurus convivió con Megapnosaurus, Massospondylus, Heterodontosaurus y Lycorhinus. También había varios mamíferos primitivos, cocodrilos terrestres y cinodontos en la zona dónde éste vivió. Este dinosaurio fue probablemente gregario y su descubridor
elaboró una teoría que indicaba que podrían haber hibernado, aunque fue rechazada poco después. En el caso de que Abrictosaurus hiciera hibernaciones podría haber cavado madrigueras en las que enterrarse para estas hibernaciones. A lo mejor, nuestro Abrictosaurus tuvo una fina capa de plumaje que le cubría el cuerpo para mantener la temperatura.


Así, pequeñito y todo, nuestro dinosaurio logró sobrevivir 10 millones de años.




jueves, 15 de febrero de 2018

Abelisaurus Comahuensis

Período: Cretácico superior 
Vivió hace: 80-83 millones de años en el Campaniense 
Dieta: Carnívora
Familia: Abelisauridae
Peso: 670 kilogramos




El Abelisaurus fue un dinosaurio carnívoro que vivió en la Patagonia durante finales del Período Cretácico Superior, hace unos aproximadamente 80 y 83 millones de años. Lo curioso de éste dinosaurio es que lo único que sabemos de él se debe a un único cráneo descubierto en 1983 por el paleontólogo Roberto Abel, que es quien le dio su nombre, ya que Abelisaurus significa "Lagarto de Abel", o "Reptil de Abel". 
A éste único resto fósil le faltaba la mandíbula, y estaba incompleto, principalmente en el lado derecho. También le hacía falta el paladar (techo del hocico), pero, a pesar de las piezas faltantes, estimaron que dicho cráneo medía 85 centímetros de largo. Y, aunque no hay crestas en el cráneo, es de suponer que las tuvo, y posiblemente estuvieron hechas de queratina y que por ello no se fosilizaron.
No se encontró ningún otro hueso, pero aun así los científicos lo reconstruyeron basándose en la fisionomía del Carnotaurus, dinosaurio que también merodeaba por la zona. Por lo tanto, a raíz del hallazgo de éste cráneo, se hicieron cálculos y estimaron que el Abelisaurus pudo llegar a pesar tres toneladas y a medir unos terroríficos 9 metros de largo y 2,5 metros de alto. 
También se acordó que era un poderoso terópodo, ya que andaban erguidos sobre sus dos poderosas patas traseras, apoyando el peso de todo su monstruoso cuerpo sobre sus grandes y fuertes dedos, debido a que les sería imposible ser cuadrúpedos dado a lo ridículamente pequeñas que eran sus patas delanteras, que, de hecho, creen que no servían para nada ya que apenas tenían movilidad.

Si nos centramos en el hallazgo y las evidencias concretas que el cráneo de 85 centímetros nos brinda, el Abelisaurus tenía una gran cabeza y un hocico redondeado, que estaba provisto de unas fuertes mandíbulas con dientes en forma de daga, trituradores de huesos, la forma de dichos dientes permitía que estos se clavaran con facilidad en la carne de su víctima y al estirar con los músculos del cuello, el borde aserrado que tenían en la parte interior del diente, desgarra y arranca la carne del animal a pedazos. 

En las mandíbulas del Abelisaurus había una gran abertura entre la nariz y los ojos que aligeraba su cráneo y permitía que el animal moviera mejor la cabeza con su largo y musculoso cuello en forma de "S". Por encima de sus fosas nasales y casi hasta los ojos, tenía pequeñas crestas y protuberancias óseas, que probablemente eran usadas por los machos en los combates para poder atraer a las hembras.
Podemos hablar de sus ojos, que estaban ubicados en la parte más alta del cráneo, aparentemente protegidos por una protuberancia que sale justo por detrás a modo de "ceja" y que le servía para protegerlos. 

Justo por detrás de las órbitas de los ojos del Abelisaurus, se sujetarían los músculos, encargados de abrir y cerrar la mandíbula, y, dicha musculatura tenía que ser de tal envergadura que algo tenían que perder a cambio, y esto fue... su materia gris. Por lo tanto, imaginemos lo diminuto que sería su cerebro. Pero está claro que no todo se puede tener en la vida, así que mejor contar con una mandíbula monstruosa con la que cazar y alimentarse, que ser un gran pensador de la época y tratar de comerse a un Titanosaurus con el poder de la palabra. 
Los Abelisaurus tenían un cerebro minúsculo

De nuevo, en cuanto a especulaciones científicas, lo encuadraron como a un dinosaurio totalmente bípedo, que seguramente no podía estar sobre las cuatro patas. Las patas traseras sobre las que se apoyaba, tenían una fuerte musculatura en la zona de los muslos, que le permitían correr a casi 30 km/h y apoyaba todo el peso del cuerpo sobre sus tres dedos (y un cuarto que apuntaba hacia detrás), de forma que actuaban como raquetas de nieve, distribuyendo más eficazmente el peso del enorme animal e impidiendo que se cayera en zonas embarradas.
Su cola era muy larga, ya que tenía que equilibrar el gran peso de su cráneo. Es posible que tuviera el cuerpo cubierto de placas óseas de diversos tamaños que servían para proteger al animal ante posibles depredadores. 
Normalmente, eran animales solitarios, pero se juntaban en grandes grupos para darle caza a grandes saurópodos como el Saltasaurus. (Recordemos que, aun así, sólo se encontró un cráneo)


El Abelisaurus vivió principalmente en la Patagonia, lo que viene a ser el territorio del sur Argentino, aunque también se cree que pudo haber llegado a vivir en América del Norte, pero ésta última es solo una suposición.

Nuestro dinosaurio era un ser aparentemente solitario, pero se cree que a la hora de cazar lo podría haber hecho en grupos organizados - como también hacían los Allosaurus, que eran solitarios, pero a la hora de cazar lo hacían en manada - siendo entonces uno de los mayores predadores de la época. Y es que la Unión hace la fuerza, y más si las presas a las que acechaban no dejaban de ser enormes saurópodos de 30 metros de longitud. Se piensa que algunas de éstas víctimas de las que podría haberse alimentado el Abelisaurus habrían sido los Kritosaurus y Titanosaurus. Aunque también se cree que podría haber sido un carroñero, y haberse alimentados de aquellos animales muertos que se encontraba en su camino.

Un dato muy interesante es que se cree que nadaba por los ríos prehistóricos, cruzando entre las islas en busca de nuevos territorios de caza y reproducción.

La similitud que tenía con el Ceratosaurus, hicieron que los científicos consideraran al Abelisaurus perteneciente a un nuevo grupo de ceratosaurios, a los que llamaron "Abelisáuridos". Conforme iba pasando el tiempo en el Cretácico tardío, ésta nueva especie de terópodos se convirtió en el grupo de depredadores más abundando de la Argentina, y tal vez, incluso de todo el hemisferio Sur. Todos temblaban ante la llegada de los Abelisáuridos. 

Si nos remontamos más profundamente en la historia del fósil, lo halló Roberto Abel, antiguo director del Museo Provincial de Cipolletti Carlos Ameghino, de Río Negro, donde los restos del animal estuvieron almacenados hasta su posterior estudio; lo halló en 1983, originalmente asignándolo a la formación Allen, pero posteriores estudios lo colocan en la formación Anacleto. Al estudiarlo en 1985, José Bonaparte y Fernando Novas le colocaron el nombre de Abelisaurus en honor a su descubridor y Comahuensis, debido a Comahue, región de la Patagonia Argentina donde fue encontrado. 
El espécimen fue desenterrado en la "Cantera Pala Mecánica", sitio a orillas del Lago Pellegrini, que era explorado por Abel desde 1975. Así que, tomémonos un momento para imaginar la alegría que habrá sentido este señor cuando halló el cráneo del Abelisaurus. 

martes, 2 de enero de 2018

La materia oscura



La mayor parte del universo observable está compuesto por algo que no podemos observar, por lo menos no directamente. A falta de un nombre para “eso”, los científicos lo dividen en dos tipos: Energía Oscura y Materia Oscura. Esto es porque no podemos observarlas directamente, pero observamos sus efectos sobre la materia que si podemos ver.

Esta es la “gran constante” añadida a la ecuación para que los cálculos cuadren, pues “algo” altera la luz que vemos en los grandes cúmulos lejanos y “algo” causa que la expansión del universo esté acelerando, cuando se supone que debería estar deteniéndose.

El caso de la materia oscura, que es diferente a la antimateria, trae de cabeza desde hace varios años a la comunidad científica, pues se cree que sus partículas tienen la misma masa que un protón, pero no reflejan ni emiten luz y al parecer casi no interactúan con la materia, se cree que inclusive menos que los neutrinos, por lo que es muy difícil estudiarla.

Los candidatos a partículas de materia oscura han ido y venido en el siglo pasado, siendo las llamadas partículas masivas de interacción débil o WIMP consideradas como principales candidatas. Estas elusivas partículas, tendrían 100 veces la masa de un protón, y probablemente se habrían forjado durante el Big Bang.

Pero un nuevo estudio sugiere que no son exactamente WIMP’s, sino algo aún más exótico. Una partícula super densa, tan densa que está en el borde de ser un agujero negro en miniatura. Cada partícula individual tendría la masa de 10 billones de billones de veces más que un protón, lo que es aproximadamente la masa de una célula humana promedio.





En este modelo, referenciado como materia oscura de interacción planckiana, estas partículas subatómicas increíblemente densas podrían ser detectadas en el resplandor del Big Bang. Poco después del Big Bang, hubo un período conocido como “inflación”, un momento de expansión súbita. Esto esparció la materia en el universo de manera más o menos proporcional en todas direcciones.


Durante esta inflación, el universo se enfrió considerablemente. A medida que la expansión de repente se desaceleró y la inflación terminó, el universo se “recalentó”, y los autores sugieren que estas nuevas partículas se forjaron durante este tiempo. Si es así, el nacimiento de estas partículas superpesadas habría dejado una firma en la radiación cósmica de fondo, que en teoría es detectable por los detectores aquí en la Tierra.



Sin embargo, para que este modelo funcione, el calor durante el recalentamiento tendría que haber sido significativamente mayor que lo que se supone en los modelos universales. Un recalentamiento más caliente, a su vez dejaría una firma en la radiación cósmica de fondo que la próxima generación de experimentos de radiación de microondas cósmicas de fondo podría detectar.

De poderse demostrar que estas partículas fueron formadas bajo este modelo, no solo tendríamos más luces de lo que es la materia oscura, sino que también ayudaría a comprender la naturaleza de la inflación y cómo se inició y se detuvo.


lunes, 1 de enero de 2018

La creación del Universo: El Big Bang

¿De dónde salió toda la materia que nos compone a nosotros y todo lo que nos rodea? Se suele decir que somos “polvo de estrellas” lo que, en un sentido muy amplio, es correcto, pero no deja de ser una visión romántica que no puede sustituir la compleja historia real. Como, antes les mencioné, hay una variedad de teorías de todo tipo para leer acerca de "La creación de la materia", y, por ende, del Universo en sí mismo.

Les dejo aquí una agradable nube molecular, la expresión más hermosa de la materia
La teoría más aceptada hasta el momento, es la del Big Bang, universalmente conocida, y seguramente vos ya la sepas, pero... seguí leyendo, quizás pueda aportar un poquito más de lo que ya sepas. 
Ya que seguramente sepas este versito: "toda la materia estaba contenida en un punto minúsculo hasta que explotó, y toda la energía liberada formó las estrellas, galaxias, y al Universo mismo". Cuando, a decir verdad, la realidad es un poco más compleja (un poco mucho).

El Big Bang fue la liberación repentina de una cantidad tan colosal de energía que no hay manera de explicarlo, imaginen una cantidad de energía (en forma de calor) tan inmensa, que pudiera sustentar la formación de un Universo entero. Si ya esa imágen suena un tanto caótica, ahora sigamos recreando esa escena en nuestra mente, en la que, además, esa energía es CALOR. ¿Tienen idea de cuál era la temperatura del Universo durante esa monstruosa explosión?


1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000ºC



Ideal para tomar un buen bronceado, ¿verdad? Y que en el intento se nos carbonicen los huesos, y nuestros órganos se derritan en una papilla viscosa, que luego se prenderá fuego y desintegrará. 
Ahora, que seguramente te estés imaginando esa escena tan graciosa, (o trágica) vamos entrando más en tema. 
Era tal el calor que hacía en ese momento, que ni siquiera las partículas podían existir. Pero... por suerte el Universo se enfrió UN SEGUNDO después de la explosión, bajando a unos refrescantes 1.000ºC (Siguen siendo temperaturas tan descabelladamente altas para nosotros que a mí, personalmente, me dio risa)

A medida que el Universo se iba enfriando, aparecían del vacío partículas y antipartículas, que se aniquilaban entre sí. Aunque aquí hay un hueco, y es cuando la teoría va perdiendo fuerza. Se dice que las partículas, al entrar en contacto con las antipartículas (cuando la antipartícula que odiaba a las partículas le "pegaba") esta debía desintegrarse instantáneamente, pero... por alguna razón que los científicos no saben, una porción de partículas logró sobrevivir, dándole forma a los protones, electrones, y neutrones. 

Pero... las temperaturas seguían siendo demasiado altas hasta para éstas partículas subatómicas, ya que les era imposible poder combinarse para poder formar átomos
Entre 3 y 20 minutos después del Big Bang, la temperatura había bajado lo suficiente como para que protones y neutrones pudieran unirse en estructuras muy simples, formando los primeros átomos de deuterio. Gracias a las condiciones extremas de temperatura, algunos de estos átomos también se combinaron para dar lugar a átomos de helio-4
Una vez llegados a éste punto, sólo se había creado una fracción de los elementos existentes: El Helio, y el Hidrógeno. Es decir... Faltaba casi toda la tabla periódica! 

Ahora bien, sabemos (o sino, ahora lo saben) que para convertir un elemento de la tabla en otro, simplemente hace falta añadir más protones a dicho elemento, de la mano con una cantidad igual de neutrones, ya que sino no será estable, y se convertirá en un elemento radioactivo.

Con el tiempo, el Helio y el Hidrógeno formaron inmensas y pesadas nubes, que se comprimían bajo su propia fuerza gravitatoria. Estos átomos estaban tan comprimidos que incluso sus núcleos quedaban pegados unos con otros, haciendo que se fusionen y se libere otra cantidad terrible de energía. Estas masas monstruosas de energía se encendieron, formando las primeras estrellas


Y las reacciones de fusión nuclear son el proceso responsable de la creación de otra parte importante de los elementos químicos. La fusión nuclear es cuando los núcleos de los átomos se unen, dando lugar a un elemento nuevo. Podríamos, por ejemplo, convertir aluminio en oro si le agregamos algunos protones, pero no, no podrán hacerlo en su casa y hacerse millonarios, los alquimistas lo intentaron durante siglos y no lo han logrado ¡Ni se ilusionen!

Aunque suene como algo muy sofisticado, tan solo significa que los átomos se recombinan y adoptan una configuración nueva que corresponde a un elemento diferente. En cada paso, además de convertir átomos de un elemento en otros elementos nuevos, la reacción va liberando energía, que calienta la estrella lo suficiente como para que brille. 

Estas primeras estrellas eran enormes, ya que estaban compuestas en su totalidad por hidrógeno y helio, sin otros elementos "impuros" que limitasen su capacidad de fusión nuclear. Se estima que estas estrellas antiguas tenían de media entre 3 y 16 veces la masa de nuestra estrella Sol. 
Recordemos que cuantos más protones contengan los elementos que intentamos fusionar, más carga eléctrica tendrán y más potente será la fuerza de repulsión entre ellos, así que tendremos que ejercer una fuerza mayor para unirlos, por lo tanto, se crean elementos cada vez más pesados. Por lo tanto, el interior de estas estrellas monstruo, era el lugar ideal, ya que la temperatura y presión producidas sobre el núcleo por toda su masa, era suficiente para sobreponerse a la repulsión entre los átomos de elementos cada vez más pesados, como el oxígeno, el nitrógeno o el carbono.

Las primeras estrellas empezaron a fusionar átomos del elemento más ligero que las componía, como hicieron con el hidrógeno, convirtiéndolo en helio.
Por supuesto, sus reservas de éste gas eran limitadas y cuando el helio comenzaba a escasear, la reacción perdía fuerza. Pero eso le daba igual a las estrellas de todos modos, ya que las condiciones de calor y presión de sus núcleos continuaban produciendo energía, formando la fusión entre elementos más pesados. 
Cuando el helio empieza a aparecer, los átomos comenzaron a fusionarse entre sí para formar el berilio, por lo tanto, tras esta escena, queda vía libre para la formación de una cascada de elementos nuevos.  

Esta fusión no se da solo entre átomos del mismo elemento: también puede darse entre núcleos que contienen un número de partículas diferentes. Por ejemplo, el berilio se fusiona con el helio, produciendo carbono. 

Mientras más elementos con más protones en su núcleo (y por lo tanto más densos) van apareciendo, los materiales más densos se hunden hacia el centro de la estrella. De esta manera, la materia se organiza por capas y entre cada una de éstas se produce la fusión de elementos distintos. (como muestra la imagen de abajo)


Estas reacciones de fusión nuclear entre distintos elementos se mantienen estables, mientras van depositando níquel en el núcleo de la estrella. 
Pero... antes de seguir, hagamos un repaso rápido sobre la estructura interna de las estrellas para entender qué ocurrirá cuando haya níquel.

Durante la vida de una estrella, la tremenda explosión ininterrumpida que tiene lugar en su núcleo, queda confinada por la fuerza gravitatoria ejercida por toda la masa que la envuelve, que empuja la onda de explosión hacia adentro y la contiene.

A su vez, esta onda expansiva central mantiene a raya la masa del resto de la estrella y evita que la fuerza gravitatoria colapse la estrella entera. Pero, cuando aparece níquel en la reacción de fusión nuclear, el siguiente paso en el eslabón es el zinc. 
La fusión del níquel con el helio no produce  energía cuando la reacción tiene lugar, sino que la absorbe. 
Cuando el núcleo de la estrella acumula suficiente níquel, llega un momento en el que la reacción se detiene y deja de empujar el resto de la estrella hacia afuera, por lo tanto, al ya no haber resistencia, el peso entero de la estrella se precipita todo hacia el núcleo.

Cuando esto ocurre, la estrella entera se comprimen y las presiones que aparecen en todo su volumen son tan grandes, que en la totalidad de la masa de la estrella se desencadenan reacciones de fusión nuclear descontroladas. 
Esta vez, al no haber nada alrededor de la estrella que contenga la explosión, el volumen de toda la estrella estalla con una energía sin precedentes, liberando al espacio toda la materia que contenía con violencia. A esto se le llama supernova. 

Dicha explosión es tan energética que, mientras salen despedidos hacia el espacio los restos de la estrella muerta, muchos de los elementos se combinan con los protones y neutrones que también son eyectados a velocidades inmensas, formando a los elementos más pesados de la tabla periódica, como el platino, el mercurio, el osmio, el oro, y... todo lo que faltaba en la tabla periódica.

De esta manera, las primeras estrellas sintetizaron en su interior los elementos que hoy componen el Universo que nos rodea y difuminaron por todo el largo y ancho del frío espacio, donde pasarían a formar parte de nuevas estrellas que continuarían con el proceso de fusión y crearían más elementos pesados. Al final, estos elementos terminarían acumulándose para dar lugar a cometas, asteroides, planetas rocosos y pequeños cúmulos de materia capaces de hacerse preguntas a sí mismos sobre su propio origen. 



EVIDENCIAS QUE DEMUESTRAN QUE PRUEBAN EL BIG BANG

¿Cómo sabemos que realmente ocurrió una explosión tan monstruosa? existen dos puntos claves que lo explican.

El Universo se expande: Esta es la primera prueba, demostrada por Edwin Hubble, allá por los años 20, que pasó toda su vida estudiando las nebulosas. Dentro de sus investigaciones, descubrió que hay algo más allá de nuestra galaxia, y también consiguió explicar que los grandes objetos celestes estaban moviéndose todos de un mismo punto. En concreto, todas las nebulosas extragalácticas se alejan, y, que cuanto más lejos están, más rápido lo hacen.
Al final, todas sus observaciones se traducen en que el Universo se está expandiendo, lo que puede hacernos pensar que el Universo, alguna vez pudo haber estado concentrado en un solo punto.

La radiación de fondo: Cuando unos astrónomos se toparon con una señal de la que no podían deshacerse en su radiómetro de Dicke, al investigarla bien a fondo, no solo midieron su temperatura, que era de 2,8 kelvin (-270ºC aproximadamente) sino que también establecieron que un ruido tan molesto y persistente en todo el Universo, no es otra cosa que el eco que nos dejó aquella explosión del inicio de los tiempos. 
Un evento tan brutal que dejó su huella en toda la existencia, como una señal que inunda todo el Universo en forma de ondas microondas muy tenues, pero persistentes. 


Y con esto concluímos, la teoría del Big Bang. 

Introducción: "¿Por qué a ésta loca se le ocurrió llamar a su blog ENSALADA DEL PASADO?

La respuesta es sencilla. Me sentí incapaz de comenzar con ésta historia de "todo", como la llamo, a partir de una edad determinada. Por más que sea muy lejana al hoy, al ahora, necesitaba averiguar cada recóndito momento de nuestra historia, desde la creación de la materia, el universo, las galaxias, las estrellas, los cometas, los planetas, y... finalmente, llegar a nuestro planeta en toda esta primera saga del cosmos, porque, como bien sabemos -y si te interesa lo suficiente la paleontología como para visitar mi blog- somos una porción infinitamente pequeña en todo el universo, y me parecería un tanto egocéntrico y geocentrista hablar de la Tierra, y de su origen, sin antes haber hablado sobre toda la variedad de objetos celestes que existen, su formación y su historia. 
No los voy a aburrir con tediosa teoría, pesada, y con palabras tan complicadas que uno sólo lée de manera automatizada, sin lograr entender demasiado. Será conciso, divertido, e interesante. Atiborrado de imágenes y datos curiosos que te harán abrir los ojos y preguntarte cuán interesante puede ser ésta realidad.
A su vez, quiero resaltar que no soy creyente de ninguna religión, pero aun así voy a postular las distintas creencias sobre la creación de nuestro universo, así como también todas las teorías posibles sobre diferentes cuestiones que nos hacen rompernos la cabeza, para que nos empapemos lo más que podamos de información, y, a pesar de que muchas veces resulte incoherente, reírnos también sobre la ingenuidad humana y lo narcisistas que podemos ser los seres humanos, cuando no llegamos siquiera a ser una mota de polvo en todo este colosal universo.
Y una vez concluído el tema la creación del planeta Tierra, pasaremos por todos los eones, el hadéico, el carbonífero, el jurásico, el cuaternario, todos y cada uno de ellos. Nada se le escapará a este blog, cada ser vivo, cada planta, el porcentaje de oxígeno del que se disponía, o cual era el dominante en una lucha interminable entre mamíferos y artrópodos.