Si leyeron las
entradas anteriores, entonces estarán al tanto de los distintos términos y
postulados que se usan en astronomía, para referirnos a los acontecimientos –
caóticos – que explicarían la formación del Universo, y, a su vez, de nuestro
sistema solar.
Pero… creo que
deberíamos ser un poco más egoístas y dejar de lado las generalidades, para
pasar a hablar de nuestro planeta. La Tierra. Y comenzar a indagar… ¿cómo se
formó? ¿Hace cuánto? ¿Cómo era al principio?
Tomen asiento, porque
ésta entrada va a ser un poco larga.
Remontémonos muy atrás
en el tiempo, hace unos increíbles 4.5 billones de años, cuando nuestro Sistema
Solar no era más que una nube de gas y polvo que vagaba errante por la Vía
Láctea, sin ser nada especial, simplemente era un componente más entre los
millones más que había.
Pero, con el paso del tiempo, dicha nube colapsa
bajo su propia atracción gravitacional y comenzó a contraerse cada vez más, y a
medida que esto sucedía giraba más rápido. Eventualmente, la nebulosa adquirió
una forma aplanada, como de un disco y con una protuberancia en el centro (la
teoría nebular)
Las partículas que estaban dentro del disco
llegaron a colisionar, lo que causó que se crearan unas regiones que se
contrajeron gravitacionalmente. La región central se volvió más densa, más
caliente, y alrededor se creó una especie de disco giratorio con partículas de
gas, polvo y hielo, de los cuales algunos se unieron y formaron planetesimales,
que chocaron entre sí y constituyeron a su vez unos protoplanetas, anteriores a
los planetas. La protuberancia en el centro del disco llegaría a ser el protosol
(es solo una manera genial de llamar a un Sol primitivo)
Colisión de protoplanetas durante la formación de nuestro Sistema Solar |
Ahora bien, los campos gravitacionales de los
protoplanetas y el protosol comenzaron a rodear las partículas sueltas y a
atraerlas hacia sí en un proceso llamado acreción. Este es el principio básico
de la formación del Sol y los planetas: partículas que se unieron,
constituyeron cúmulos y posteriormente se convirtieron en grandes cuerpos
celestes llamados planetas.
Los planetas interiores (Mercurio,
Venus, Tierra y Marte) están compuestos principalmente de roca y material
metálico debido a que las altas temperaturas del centro de la nebulosa solo
permiten que dichos materiales se condensen. Los cristales de agua y amoníaco
se condensaron a mayor distancia. Así pues, fue la temperatura el factor clave
para la composición de los planetas alrededor del Sol.
Los científicos calculan que la Tierra empezó
a formarse hace aproximadamente 4.5 billones de años, unos “cuantos” años
después de que la nebulosa emprendiera el camino hacia la formación del Sistema
Solar. Los protoplanetas tuvieron que experimentar diversas colisiones, de modo
que la Tierra como planeta se originó a partir de la colisión de varios protoplanetas,
quizá una docena. Cada una de las colisiones liberó gran cantidad de energía y
los protoplanetas más grandes, se contrajeron bajo su propia influencia
gravitacional.
Y ustedes se preguntarán… ¿qué maldito problema
tienen los personajes del universo que viven contrayéndose y explotando? Es muy
simple, solo imaginemos que son demasiado inestables y están cargados de una
energía aterradoramente grande, la cual, a veces se desvía, y cambia su curso
hacia… sí mismos.
Una última colisión causó la creación de un cuerpo
celeste del tamaño aproximado de la actual Tierra, que ha recibido el nombre
de proto-Tierra. A través del tiempo acumuló polvo y roca, hasta que fue
lo suficientemente grande como para atraer material gracias a su campo de
gravedad. Esta fuerza gravitacional ocasionó que numerosos objetos espaciales
chocaran contra la superficie terrestre y se desintegraran ahí varios elementos
radiactivos, lo que, en vez de afectar al naciente planeta, propiciaría la
generación de un calor importante para fundir diversos materiales y conformar
su estructura interna.
Tierra primitiva (hace aproximadamente 4.5 millones de años) |
Es decir, que en lugar de que éste bombardeo
caótico significara el fin de nuestro primitivo planeta, fue, al contrario, muy
beneficioso. Ya que dichos objetos se fundían, y todos los metales pesados comenzaron
a acumularse en el interior del protoplaneta, el cual, cabe destacar, era una
masa incandescente de luz y roca fundida. Ni se imaginen un planeta azul, con agua
o atmósfera, porque estaba muy lejos de ser como lo es hoy en día.
El impacto de asteroides continuó en la
Tierra, y se cree que uno de estos dio origen a la luna.
La primitiva Tierra era un cuerpo volcánico y más caliente que en la actualidad. El metal alcanzó el punto de fusión y el material más denso se hundió y conformó el núcleo, en tanto los materiales más ligeros ascendieron y se transformaron en el manto y la corteza. Así se formaron las capas de la Tierra. Poco a poco el planeta bajó su temperatura, muchos de los cráteres de los impactos fueron cubiertos con agua, aparecieron organismos fotosintéticos y se formó una atmósfera, todo lo cual otorgaría las condiciones que hacen del planeta el lugar de la vida.
Si desean saber con más detalle las condiciones "de vida" en nuestra Tierra Primitiva, los invito a ver las siguientes entradas, en las que detallaré cada período de nuestro planeta, comenzando por el eón hádico, el momento en el que nuestro planeta se formó.